Seis meses han pasado desde el apagón que dejó a miles de personas en la oscuridad, y aún no se vislumbra un culpable dispuesto a asumir responsabilidades. La incertidumbre reina en torno a lo que sucedió aquella fatídica noche, sin que se haya dado a conocer una explicación técnica clara ni se haya identificado a un responsable.
La justicia se ve desafiada a determinar quién deberá pagar por las consecuencias de un evento que paralizó la ciudad y puso en riesgo la seguridad y bienestar de sus habitantes. Mientras tanto, la población afectada sigue sin respuestas, exigiendo justicia y transparencia en un caso que parece haber caído en un limbo burocrático.
La falta de claridad en torno a este incidente ha generado desconfianza en las instituciones y en las autoridades encargadas de velar por el correcto funcionamiento de los servicios básicos. La urgencia de encontrar al responsable se hace cada vez más evidente, en medio de un escenario donde la impunidad amenaza con prevalecer.
Por ahora, la incertidumbre y la indignación se mantienen latentes entre la población, que aguarda con ansias conocer la verdad detrás del apagón que marcó un antes y un después en la vida de muchos. La justicia deberá actuar con celeridad y determinación para esclarecer lo sucedido y garantizar que hechos como este no vuelvan a repetirse en el futuro.
