En el corazón de Ponferrada, la acera del Bergidum se convierte en testigo silencioso de la historia a través de once huellas que narran su pasado. Esta iniciativa, que surgió en 2016, ha logrado captar la atención de lugareños y visitantes por igual, quienes se detienen a contemplar las marcas dejadas por personalidades destacadas.
Entre las huellas más emblemáticas se encuentra la de Amancio Prada, reconocido cantautor, quien fue el primero en inmortalizar sus manos en esta acera. Este gesto simbólico ha dado inicio a una serie de intervenciones artísticas que buscan rescatar y preservar la memoria colectiva de la ciudad.
A través de estas huellas, la acera del Bergidum se erige como un espacio de encuentro entre el arte y la historia, invitando a reflexionar sobre la importancia de valorar y proteger nuestro patrimonio cultural. Un paseo por esta singular galería al aire libre nos invita a viajar en el tiempo y a conectarnos con las raíces de Ponferrada, enriqueciendo así nuestra experiencia en la ciudad.
