El mundo financiero se vio sacudido esta semana por el anuncio de una posible operación de compra entre el BBVA y el Sabadell, dos de los gigantes bancarios más importantes de España. Sin embargo, lo que parecía ser un acuerdo inminente se vio empañado por la intervención de la política en el asunto.
Fuentes cercanas a las negociaciones revelaron que altos cargos del gobierno expresaron su rechazo a la operación, argumentando que la fusión de estas dos entidades bancarias podría tener un impacto negativo en la estabilidad del sector financiero español.
Ante esta contundente negativa por parte del poder político, las acciones de ambas entidades sufrieron un fuerte revés en los mercados, generando incertidumbre entre los inversores y dejando en suspenso el futuro de esta posible operación.
Este episodio pone de manifiesto una vez más la estrecha relación entre la política y la economía en nuestro país, donde las decisiones de los gobernantes pueden tener un impacto decisivo en el rumbo de las grandes empresas y, en última instancia, en la economía en su conjunto.