En un acto de solidaridad y conciencia ambiental, voluntarios se han unido para alimentar a los animales silvestres afectados por los devastadores incendios en el lago Sumido. Entre los escombros chamuscados, se puede observar una conmovedora escena: una flor de nenúfares resistiendo, junto a una rana viva que parece emerger como un símbolo de esperanza en medio de la desolación.
El paisaje que una vez fue un próspero monte plano frente a Médulas, ahora se asemeja a un campo de golf negro, testigo mudo de la voracidad de las llamas. Sin embargo, la solidaridad de los voluntarios ha sembrado una semilla de esperanza al depositar kilos de maíz y trigo para los pocos animales que aún deambulan en busca de alimento y agua en medio de la tragedia.
Esta muestra de empatía hacia la fauna afectada es un recordatorio de la importancia de cuidar y proteger nuestro entorno natural. En tiempos de crisis, la unión y la solidaridad se convierten en herramientas fundamentales para la reconstrucción y preservación de nuestro ecosistema.