Las cuentas están elaboradas con variscita, una vistosa roca de color verde azulado muy apreciada en la Prehistoria reciente por su rareza y exotismo. El dolmen de Santa Inés, ubicado en el municipio de Bernardos, es un monumental sepulcro colectivo cuya construcción se inició coincidiendo con las fases finales del Neolítico en la cuenca del Duero, hacia el IV milenio a.C.
El Museo de Segovia, centro dependiente de la Junta de Castilla y León, dedica este mes de junio su actividad divulgativa ‘pieza del mes’ a un conjunto de cuentas de variscita que fueron halladas en el yacimiento arqueológico del dolmen de Santa Inés, en Bernardos, y que presumiblemente corresponden a un collar que era parte de un ajuar funerario.
La variscita es una roca de color verde azulado que era muy apreciada en la Prehistoria por su escasez y exotismo y por la dificultad de su extracción y posterior transformación en abalorio. Tal es su rareza que, en la península ibérica, se registran apenas tres minas prehistóricas de este mineral: Can Tintorer (Gava, Barcelona), Pico Centeno (Encinasola, Huelva) y en la comarca zamorana de Aliste. El hallazgo de alhajas de este material en multitud de yacimientos de la geografía peninsular revela la existencia de redes de distribución durante el Neolítico y la Edad del Cobre.
Las joyas de variscita de Santa Inés muestran morfologías cilíndricas, pulidas al extremo y con una perforación central. Otras, más escasas y excepcionales, se asemejan a un cubilete, siendo de un tamaño ligeramente mayor que las anteriores. Esta variedad, nos permite suponer que las piezas irían engarzadas de forma alterna, configurando así múltiples diseños.
Un monumental sepulcro colectivo del Neolítico
Los dólmenes son grandes monumentos funerarios que se comenzaron a erigir por las primeras comunidades agrícolas hace 6.000 años. Eran tumbas levantadas para la eternidad, donde rendían honores a los antepasados a la vez que servían también como lugares de reunión y celebración de ritos ancestrales. Estos sepulcros se localizan en buena parte del continente europeo y tuvieron un especial arraigo en la península ibérica.
El dolmen de Santa Inés de Bernardos es una sepultura de corredor que cuenta con un peristilo de aproximadamente 30 metros de diámetro y una cámara funeraria que supera los tres metros. Está construido con lajas de pizarra, al igual que su coraza, que ejercen de contrafuerte a la bóveda que tenía la cámara funeraria, y pertenece al periodo del Neolítico, en torno al año 3.500 a.C.
Las campañas de excavación desarrolladas en este yacimiento han proporcionado interesantes datos sobre el sistema constructivo del monumento, su estructura interna y sus posibles fases, a la vez que han permitido constatar la presencia de signos grabados en varios lugares de la cámara funeraria: ‘arte megalítico’, en suma, que aporta un importante valor añadido a la investigación de este dolmen de corredor.
En las distintas investigaciones se recuperaron diversos restos cerámicos y pétreos, cuya procedencia, tanto a nivel material y tipológico como en el plano de las influencias culturales, evidencian la existencia de un desarrollado sistema de comunicaciones y relaciones entre grupos humanos y sociedades a larga distancia. La ‘pieza del mes’ es una actividad con la que el Museo de Segovia pretende promover el conocimiento de aquellos fondos singulares y poco divulgados que no suelen estar incluidos en la exposición permanente del centro.