En León, las pulseras electrónicas destinadas a monitorear a personas con medidas de alejamiento o arresto domiciliario están generando más problemas que soluciones. Los fallos en el sistema han llevado a que las propias personas vigiladas soliciten que se les retiren, debido a la ansiedad que les generan.
Los abogados que representan a las víctimas han expresado su frustración ante los errores constantes del sistema actual. Uno de los problemas más recurrentes es la falta de cobertura en los subterráneos de los centros comerciales, lo que impide que las pulseras funcionen correctamente en esos espacios.
Esta situación ha generado un debate sobre la efectividad y fiabilidad de las pulseras electrónicas como herramienta de control y vigilancia. Mientras tanto, las personas afectadas continúan enfrentando dificultades y limitaciones debido a los fallos técnicos de un sistema que debería brindarles seguridad y tranquilidad.

 
                 
                