Un proyecto de la ULE investiga con nuevas tecnologías la prehistoria del Valle del Eria

Un equipo multidisciplinar, liderado por científicos de las universidades de León y Oviedo y del Instituto Leonés de Cultura, promueven AREO (Arte Rupestre y Espacios de Ocupación en el occidente de la provincia de León), financiado por la Junta de Castilla y León.

Algunos de los primeros pobladores del valle del Eria dejaron plasmada en la dura roca cuarcita unas cuantas pinturas que relatan aspectos de su acervo cultural ideográfico, y que implican a sus creencias y organización social. Un equipo multidisciplinar, liderado por científicos de la Escuela de Superior y Técnica de Ingenieros de Minas de la Universidad de León (ULE), del Instituto Leonés de Cultura y de la Universidad de Oviedo, impulsa el proyecto de investigación AREO (Arte Rupestre y Espacios de Ocupación en el occidente de la provincia de León), para avanzar en el conocimiento sobre los lugares de ocupación de la Comarca de la Valdería.

AREO ha sido seleccionado por la Dirección General de Patrimonio de la Junta de Castilla y León, dentro de las subvenciones destinadas a la financiación de proyectos de investigación e innovación arqueológicas en Castilla y León del año 2022, y permitirá profundizar en la cultura material de los primeros creadores del arte rupestre del valle del Eria.

Javier Fernández Lozano (ULE), Jesús Celis Sánchez (ILC) y María Edén Fernández Suárez, (UO) coordinan junto a otros investigadores de la ULE y de institutos de investigación este trabajo en el que están estudiando con metodología científica los espacios de ocupación en los que se ubican estos restos pictóricos, con el objetivo de conocer más sobre estas primeras culturas, que podrían remontarse a un periodo temporal situado en el Neolítico.

Este grupo de investigadores, compuesto por arqueólogos, antropólogos y geólogos, está realizando intervenciones sistemáticas que incluyen: prospecciones y sondeos arqueológicos en varios escenarios espaciales vinculados con las manifestaciones pictóricas y la última tecnología geomática para la documentación digital de sus emplazamientos y entornos físicos. La información que proporcionará el proyecto permitirá mejorar el conocimiento y posibilitará seguramente la obtención de datos para plantear la adscripción temporal de las pinturas, que hasta ahora estaba sustentada únicamente en los paralelos estilísticos con otros restos similares de arte esquemático hallados en la provincia.

“Estos espacios pueden aportar, además, información sobre otros periodos de ocupación que ahora los arqueólogos y antropólogos del equipo descifrarán en base a los restos aparecidos”, señala Javier Fernández Lozano, profesor de la ULE y coordinador del proyecto. El proyecto arqueológico AREO trabaja y plantea una metodología de intervención que permita a otros investigadores estudiar espacios arqueológicos similares, para mejorar el conocimiento de estos entornos singulares con arte rupestre.

“Las excavaciones ya están aportando una valiosa información para reconstruir los distintos periodos de ocupación y el modo de vida de estas sociedades”, explica Fernández Lozano. Estos espacios están siendo documentados con el uso de drones, láser y técnicas fotogramétricas que permiten reconstruir tridimensionalmente los lugares de interés. Se trata de zonas que dominan especialmente sobre el espacio circundante por la visibilidad y el fácil control de los recursos ambientales. “En muchos casos, se trata de entornos de difícil acceso o, al menos, restringidos debido a las características geográficas que dominan el valle. Es decir, lugares que cuentan con unas condiciones especiales, poco modificadas, que los hacen únicos para el estudio del pasado de estas comarcas”.

Además, los investigadores, en su compromiso por la ciencia y su divulgación ciudadana, cuentan con la implicación del ayuntamiento de Castrocontrigo y de las juntas vecinales de Castrocontrigo y de Morla de la Valdería, la colaboración de Luis Alberto Crespo Cenador, descubridor de las pinturas rupestres del Pozo Rocebros y Llamaluenga, y de Ángel González Abajo.

Fomentar un desarrollo rural sostenible

“Queremos promover el interés por la ciencia y el pasado de estas comarcas. Es necesario que la población conozca su pasado para que lo proteja y lo preserve. Estamos en un momento crucial, ante los numerosos impactos que se están generando en las áreas rurales, como la despoblación, los megaincendios y los megaproyectos energéticos, entre otros” subraya Fernández Lozano. Esta es una oportunidad que brindará a la zona una razón de peso para difundir su patrimonio. “Queremos que el proyecto AREO contribuya a democratizar el conocimiento y la concienciación pública sobre el hecho patrimonial, de manera que pueda servir para fomentar un desarrollo rural sostenible basado en este tipo de recursos. Ponemos así la primera piedra, ahora depende de la sociedad y de la Administración tomar el testigo difundiendo y protegiendo lo que es suyo”, sostiene el geólogo de la ULE, que aboga por potenciar estudios científicos en áreas rurales despobladas de la provincia.

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